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Mediante ondas sonoras de alta frecuencia se generan imágenes de los testículos con el objetivo de explorar problemas relacionados con dolores, protuberancias y otras anomalías. Al tratarse de una prueba no invasiva, no tiene ningún riesgo para el organismo y es totalmente fiable.
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Una ecografía testicular usa un sistema de ultrasonidos que genera imágenes sobre el escroto, la bolsa de carne que cuelga debajo de la base del pene y que contiene los testículos, encargados de producir espermatozoides y testosterona. También se encuentran vasos sanguíneos, órganos pequeños y el conducto deferente.
¿Cómo es una Ecografía Testicular?
El paciente se tiene que estirar en una camilla boca arriba y separar las piernas. Con una tela o toalla se levanta el escroto e, incluso, se puede hacer uso de tiras. El técnico aplicará un gel en los testículos y deslizará un aparato de mano llamado transductor sobre la piel.
Con las ondas de alta frecuencia se conseguirán las imágenes de alta calidad con las que se podrán realizar diagnósticos. No se usa ningún tipo de radiación, de manera que se trata de una prueba no invasiva. En total, la prueba suele durar aproximadamente unos 30 minutos.
Para una Ecografía Testicular no es necesario realizar ninguna preparación especial. Es recomendable vestir con ropa cómoda, aunque posiblemente se hará uso de una bata para descubrir más fácilmente la zona a explorar. Será necesario informar al médico si se está siguiendo algún tipo de medicación.
Las razones por las que puede ser necesaria una ecografía testicular son:
Entre los resultados anormales podrían aparecer infecciones, quistes benignos, torsión testicular, tumores, varicocele, hidrocele o espermatocele.
Si te duele la parte baja de la columna o tienes alguna anomalía, un TAC lumbar permitirá estudiar la zona mediante imágenes hechas con rayos X y diagnosticar el origen del problema.
El TAC (Tomografía Axial Computarizada) es una técnica por la cual se obtienen imágenes claras del interior del organismo con el fin de estudiar los huesos y fracturas internas.
Un TAC abdominal permite ver huesos, tejidos blandos etc., con el objetivo de encontrar el motivo de un dolor al que no se le atribuye un origen. Con una exploración rápida y eficaz se puede encontrar esa explicación.
Un TAC cerebral consigue imágenes del cerebro, el cráneo, los senos paranasales y las cuencas u órbitas de los ojos con el objetivo de diagnosticar si existe algún problema en la cabeza de una persona.