Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Las patologías relacionadas con los sentidos del gusto y el olfato pueden afectar de forma severa y alterar nuestro día a día. La nariz es el órgano del olfato que nos permite respirar, filtra todas las partículas que flotan por el aire y puede llegar a percibir miles de aromas diferentes. Las células nerviosas olfativas de la nariz intervienen para que nuestro cerebro reconozca los olores.
Una de las deficiencias que se manifiesta en puntuales ocasiones en nuestro cuerpo es la anosmia. Para tener un conocimiento más preciso de sus características, es conveniente que atendamos a la manera en que se manifiesta, los posibles síntomas, las causas y la manera en que se puede tratar y prevenir. Por tanto, si quieres conocer más sobre qué es la anosmia, sus síntomas, causas, prevención y tratamiento, ¡sigue leyendo!
La anosmia es una patología que se asocia a la pérdida de olfato y, a su vez, a la disminución en la capacidad de percibir sabores, es decir, la deficiencia del sentido del gusto. Se clasifica como un problema de salud que se genera por la inflamación intranasal que, por otro lado, obstruye toda la zona interna de la nariz que impide el reconocimiento de olores y que estos ingresen adecuadamente en el área olfatoria.
Hay que señalar que la anosmia se liga también al problema de la destrucción del neuroepitelio olfatorio. Este proceso se puede comprender a partir de la destrucción de los filamentos, los bulbos y las diferentes funciones existentes en el nervio olfatorio. En este sentido, se produce una congestión que no permite la percepción de los olores y aromas correctamente. En el caso de que se produzca de manera parcial, se denomina hiposmia.
¿Cuál es la sintomatología de la anosmia? Básicamente, podemos señalar un síntoma claro y evidente: la pérdida de la capacidad olfativa. No se llegan a percibir los olores ni se pueden reconocer, de tal manera que se desarrolla una deficiencia evidente. De todas formas, esto no se genera de forma inmediata y directa, sino que se produce de forma gradual, cuando empieza a cambiar la manera en que se huelen las cosas de nuestro alrededor.
Antes de que se desarrolle el problema, se pueden oler perfectamente los alimentos, las plantas o una colonia, pero una vez que va apareciendo la anosmia, toda la sintomatología se manifiesta con la pérdida del olfato a causa de la destrucción del epitelio olfativo del que ya se ha hablado previamente. La sensación es parecida a la de un resfriado, donde tenemos la mucosa obstruida y con la molestia de no percibir los aromas adecuadamente.
Por otra parte, es importante destacar que la pérdida del gusto también está relacionado con la anosmia. Se pierde la capacidad de distinguir sustancias saladas, dulces, amargas y ácidas. No se logra la correcta diferenciación de los sabores debido a que los aromas no llegan hasta las células sensoriales. Por tanto, estamos hablando de la pérdida de uno de los sentidos fundamentales para el día a día, algo elemental si se quiere disfrutar de uno de los mayores placeres de la vida: la comida.
La anosmia se debe a una de las patologías que impiden, claramente, que el aire llegue a los receptores olfativos. El resfriado común, la rinitis, sinusitis, desviación del tabique nasal y las diferentes variantes de tumores pueden ocasionar esa imposibilidad de reconocimiento de olores. A su vez, existe una influencia directa con la vía nerviosa central a causa del propio envejecimiento, enfermedades neurodegenerativas o los propios traumatismos craneoencefálicos.
Cabe la posibilidad de que la pérdida del olfato tenga que ver con la poliposis nasosinusal. Se podría definir como el crecimiento de carnosidades benignas en la parte superior de la nariz que impiden la llegada de los aromas.
Además, no debemos olvidar otros factores que también están ligados a las causas de la anosmia: radiación, cirugía mal realizada en la nariz, accidentes en la zona craneal, excesivo consumo de tabaco y posibles efectos secundarios de fármacos y enfermedades como la diabetes, obesidad, hipertensión o el propio cáncer.
Existen diferentes medidas de prevención para evitar la anosmia. En primer lugar, es preciso tener un estilo de vida saludable donde se consuman alimentos variados y nutritivos, práctica de deporte y evitar el tabaco y consumo de drogas. Por supuesto, es importante no exponerse a productos tóxicos contaminantes de forma prolongada y habitual, del mismo modo que se recomienda no estar en contacto con ningún tipo de alérgenos.
Se recomienda una hidratación permanente y equilibrada durante el día. Es importante que la mucosa no se reseque y se mantenga hidratada; para ello, también puede ser útil el uso de suero fisiológico cuando se reseque demasiado la nariz.
En cuanto a la prevención de enfermedades, el uso de mascarillas puede resultar interesante para espacios cerrados donde haya aglomeraciones de gente. No obstante, la vacunación es la mejor medida de prevención contra la anosmia, ya que se puede prevenir la gripe o el coronavirus.
Por un lado, hay que destacar el tratamiento no quirúrgico a través de tratamiento farmacológico, como pueden ser los antihistamínicos. De este modo, se consigue una mejora de la circulación del aire y la descongestión. En el caso de que se haya detectado una infección bacteriana, es preciso el uso de antibióticos.
En cuanto al tratamiento quirúrgico, es preciso detectar la obstrucción física de las fosas nasales y realizar una intervención para corregir el problema. Se puede utilizar la radiofrecuencia inducida y también la polipectomía para quitar los pólipos nasales.
En definitiva, son varias las fórmulas con las que combatir la anosmia, pero sí que es cierto que una buena prevención es la mejor cura. Nada mejor como mantener una vida saludable para evitar posibles riesgos de perder el gusto y el olfato. Solo así se evita la posibilidad de caer en los problemas de la anosmia.
Bibliografía: