Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
El ayuno intermitente es un patrón mediante el que se realizan ciclos diferenciados para el periodo de alimentación, por un lado, y de ayuno, por otro. Existen diferentes métodos según la duración de dichos periodos, como el 16:8 y 5:2.
Esta práctica no nace como una dieta y su misión principal es mejorar la salud de las personas que la implementan en sus hábitos diarios, aunque a menudo desemboca en un adelgazamiento derivado de la restricción calórica.
Existen diferentes estudios clínicos que avalan sus beneficios y demuestran un efecto positivo en varios aspectos, desde la reducción de la grasa corporal hasta su implicación en la salud cardiometabólica. Para llevarlo a cabo es recomendable estar en condiciones óptimas, implementarlo de la manera correcta y, a ser posible, comenzar la nueva rutina con la asistencia de un profesional médico o nutricionista.
A continuación, vamos a descubrirte cómo hacer el ayuno intermitente, con consejos y beneficios que te serán de interés.
Existen maneras diferentes de hacer el ayuno intermitente y cada persona tiene un método predilecto, habitualmente es el que resulta más sencillo por cuestión de horarios o el que se asemeja más a sus rutinas anteriores. Son los siguientes.
Esta modalidad se basa en escoger un periodo de 12 horas al día de ayuno y cumplirlo. Según los investigadores, es cuando pasan entre 10 y 16 horas sin comer cuando el cuerpo convierte las grasas en energía y se estimula la pérdida de peso.
Este ayuno intermitente se conoce como la dieta Leangains o el 16:8. Se realiza la ingesta durante 8 horas diarias únicamente y es más recomendable para las personas que han probado el ayuno de 12 horas sin observar beneficios significativos.
Esta dieta puede llevar a un mayor esfuerzo, pues se trata de controlar la alimentación en todo momento. Durante los días en los que se come de manera habitual se debe seguir una dieta equilibrada y en los 2 días que se practica el ayuno se consumen 600 calorías para los hombres y 500 las mujeres. Lo más estratégico es hacerlo en días separados en lugar de consecutivos.
Este sistema de ayuno implica evitar todos los alimentos sólidos cada dos días o reducir significativamente las calorías. Es uno de los métodos más agresivos, así que se debe tener en cuenta el estado de salud antes de practicarlo.
Esta forma de ayuno intermitente se conoce como el método Eat-Stop-Eat, en el que se ayuna 1 día completo a la semana. Durante este tiempo se pueden consumir líquidos como las infusiones o los zumos.
El ayuno intermitente puede ser positivo a muchos niveles si se implementa con responsabilidad y mediante las pautas marcadas en cada modalidad escogida. Uno de los beneficios más evidentes es la pérdida de peso y de grasa visceral, ya que se consigue disminuir la ingesta calórica considerablemente con este hábito.
Varios estudios también relacionan la disminución del riesgo de padecer diabetes del tipo 2 con la rutina del ayuno intermitente, pues consigue reducir considerablemente el nivel de azúcar en sangre. Por otro lado, se considera un tratamiento de belleza efectivo que cuida el cuerpo por dentro y por fuera. Esta práctica reduce el estrés oxidativo y desinflama el cuerpo.
El cáncer es uno de los grandes enemigos hoy en día y este método también ha resultado ser efectivo para su prevención, así como beneficioso para la salud del corazón. Incluso existen estudios realizados en ratas y ratones han determinado que el ayuno intermitente tiene la capacidad de retrasar la aparición del Alzéimer.
Para beneficiarse de todo lo que el ayuno intermitente puede hacer por la salud es crucial seguir algunos consejos que van a garantizar una correcta implementación de este método.
Es aconsejable conocer el estado de salud del que se parte antes de empezar un ayuno intermitente. Puede ser una conducta de riesgo para pacientes con determinadas afecciones o traer problemas de salud derivados que requieren de una supervisión profesional.
Empezar por un ayuno de 12 horas va a ser complicado para el cuerpo, pero no imposible. Cuando el organismo se acostumbre podrás adaptarte mucho mejor al método de las 16 horas o el de 24 horas a la semana, así que lo más estratégico es avanzar de manera progresiva.
De hecho, en los ayunos de 24 horas es posible que el cuerpo sufra de fatiga o dolores de cabeza en las primeras experiencias hasta que adquiere el hábito. Por eso puede ser arriesgado empezar por esta modalidad si no se han practicado otras.
Cada tipo de ayuno requiere de marcar unas horas o días en concreto que deben resultar inamovibles, por lo que es importante ser rígido en este sentido para notar los resultados.
No es aconsejable hacer un ayuno de 12 horas en periodo de mañana, otro día en la tarde e ir intercambiando los criterios. Va a ser menos efectivo y a tu cuerpo le va a ser complicado adaptarse a ello.
Por último, te exponemos una serie de ventajas y desventajas que trae consigo el hábito del ayuno intermitente.
Bibliografía consultada: