Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Los basófilos son el tipo menos abundante de glóbulos blancos en la sangre. Igual que los neutrófilos, los monocitos, los linfocitos y los eosinófilos, los basófilos también juegan un papel fundamental para el sistema inmunitario del organismo luchando contra los agentes infecciosos que entran en el cuerpo. Además, estudiando este tipo de linfocito se puede determinar si tu cuerpo tiene una infección o una enfermedad que podría ser grave.
Con un hemograma se analiza si la cantidad de basófilos en sangre es correcta. Si es elevada o deficiente, se deberá encontrar la causa y llevar a cabo el tratamiento necesario. Recuerda que es recomendable realizar un análisis de sangre al año para controlar que todo está correcto.
Los basófilos deberían representar entre el 0,4% y el 2% del total de los glóbulos blancos en sangre. Si son más del dos por ciento, se considera que esa persona tiene basofilia y habrá que encontrar la causa con celeridad.
Existen distintas condiciones que pueden provocar un aumento de los basófilos, desde infecciones hasta enfermedades respiratorias y trastornos de la sangre. Algunas de ellas son:
La basofilia puede aparecer sin síntomas. En caso de hacerlo, serán los subyacentes a la causa que la provoca.
El aumento del bazo suele ser consecuencia de infecciones, anemia, cáncer y trastornos en la médula, así que podría ir relacionado con los basófilos altos.
Por otro lado, en condiciones respiratorias, el síntoma más prevalente son las dificultades para respirar, mientras que en la leucemia mieloide crónica provoca dolor de huesos, fatiga y pérdida de peso, entre otras cosas.
En cualquier caso, será un especialista quien, tras la analítica de sangre, se encargará de examinarte y te mandará las pruebas complementarias para descubrir la causa de los basófilos altos.