Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
La expresión ‘mens sana in corpore sano’ está cobrando cada vez más sentido, y es que a raíz de las últimas investigaciones, hacer deporte no sólo mejora la calidad de nuestros músculos y nuestras articulaciones sino que además tiene unos claros beneficios sobre la salud de nuestro cerebro.
En primer lugar hay que destacar que realizar ejercicio físico, sea del tipo que sea, tiene efectos directos sobre nuestras neuronas, tanto en el número de neuronas que se crean como en el número de neuronas que van muriendo. Las personas deportistas tienen una tasa mayor de creación de neuronas (neurogénesis) y una menor tasa de muerte de las mismas (apoptosis), por lo que el balance general es muy positivo en número de neuronas a favor de los deportistas. Y no sólo esto, sino que además, dichas neuronas se interconectan más entre sí como consecuencia del ejercicio, y sus conexiones son de mayor calidad. Esto se traduce en una mayor capacidad de aprendizaje y también en una memoria más potente.
En segundo lugar hay que mencionar que dichos beneficios son todavía mayores en personas de edad avanzada, que con la práctica deportiva pueden llegar a frenar el envejecimiento cerebral propio de su edad que suele conllevar pérdida de tejido del cerebro y en consecuencia en la aparición de posibles enfermedades neurodegenerativas. En estos casos la actividad física ayuda a la prevención de dicho deterioro cerebral gracias a la liberación de factores neutróficos que frenan el proceso y evitan la aparición de demencias.
Por último conviene recordar que la práctica moderada de deporte también garantiza que lleguen al cerebro de forma más eficiente todos los nutrientes necesarios para muchos procesos cerebrales, por lo que moviendo nuestro cuerpo en el fondo estamos cuidando también de nuestra materia gris.