Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causa la enfermedad llamada SIDA, así que lo primero que debes sabes es que no son sinónimos, sino una causa y una consecuencia. Se trasmite mediante el contacto sexual (la causa más común), a través de la sangre (por compartir agujas, por ejemplo) o de madre a hijo (tanto durante el embarazo como en la lactancia).
Una vez que una persona tiene el virus, este permanece dentro del cuerpo toda la vida. Aunque no existe cura, hay tratamientos que ayudan a mejorar la calidad de vida del paciente y puede llegar a tener una esperanza de vida casi normal. De no tratarse, esa esperanza se reduce drásticamente, así que será importante detectar el SIDA a tiempo.
La mejor forma de conocer si se está infectada o no es realizando un simple test de VIH. Pero para decidirse a hacerlo hay que saber los síntomas que pueden indicar que tengas ese virus en el interior, aparte de pertenecer a un colectivo con más posibilidades de contagio, que deberían realizarlo regularmente. Piensa que las primeras fases pueden ser asintomáticas o con síntomas sutiles, de manera que conocerlos será una gran forma de evitar la propagación del virus y de mejorar tu pronóstico.
A continuación te detallamos los síntomas del SIDA en la mujer, que hasta hace no mucho se pensaba que no corrían el peligro de ser contagiadas y, en cambio, son las más vulnerables de infección mediante sexo vaginal.
Del 50 al 80% de las mujeres infectadas por el VIH experimentan síntomas parecidos al de la gripe en los primeros días o semanas. La fiebre, el cansancio, los ganglios linfáticos inflamados, los sudores o los escalofríos son habituales y es un error pasarlos por alto.
Además, existen otros síntomas principales en mujeres con el SIDA, pero eso no quiere decir que se tengan que tener todos. Son comunes:
Además de los síntomas anteriores, hay muchísimos más y muy variados, de manera que cada enferma de SIDA puede experimentar unos u otros a lo largo de su vida:
Aunque no tengas síntomas, puedes transmitir perfectamente el virus del VIH, así que si sospechas que puedes estar infectada (por ejemplo por haber tenido relaciones sexuales sin protección) es necesario que te hagas la prueba del VIH.