Tratamientos en Consulta
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La dermatología es la especialidad médica que se ocupa de cuidar nuestra piel y de tratar las enfermedades que la afectan.
La piel está expuesta a diario a muchas agresiones como el frío o calor excesivo, las heridas, los productos químicos, la radiación solar, la química de los alimentos que consumimos, los alérgenos, los desajustes hormonales, y otras de las que ni siquiera conocemos aún muy bien sus efectos. La carga genética también juega un papel importante y, por supuesto, el inevitable envejecimiento que comporta el paso de los años.
Por todo ello, son muchas las enfermedades que podemos desarrollar y algunas de ellas disponen incluso de subespecialidad propia:
- Dermatitis. Se trata de una inflamación de la piel por diversas causas. El eczema o la seborrea son ejemplos de dermatitis.
- Hongos en piel o uñas. Estudiadas por la subespecialidad micología.
- Herpes. Producidos por un virus.
- Verrugas. También de origen vírico.
- Acné. Generalmente de origen hormonal.
- Rosácea. Enrojecimiento de la piel de la cara.
- Psoriasis. De origen inmunológico.
- Enfermedades del cabello, como la alopecia. Estudiadas por la subespecialidad tricología.
- ETS. Enfermedades de transmisión sexual de las que se encarga la Venereología.
- Problemas estéticos como las manchas o arrugas o exceso de vello. Subespecialidad dermatología cosmética.
- Tumoraciones benignas. Nevus (lunares), lipomas o quistes.
- Tumoraciones malignas (cáncer cutáneo). Melanomas y carcinomas. Estudiados por la oncología.
La principal herramienta del dermatólogo es su vista. Se ayuda del dermatoscopio para visualizar mejor cualquier lesión cutánea y determinar su causa y su tratamiento. El dermatoscopio es un instrumento de pequeño tamaño, que dispone de una lente de aumento y un foco de luz polarizada.
En caso de ser necesario extirpar una lesión, puede utilizar la cirugía convencional (bisturí), la criocirugía (congelación) o el láser. La elección dependerá del tamaño y la profundidad de la lesión y de la preferencia del paciente.
En general, se utiliza anestesia local, que se inyecta de forma prácticamente indolora. La recuperación suele ser muy rápida e igualmente casi indolora. Lo habitual es que no sea necesario dar puntos en las lesiones pequeñas, pues se utiliza la técnica de electrocoagulación que evita en la mayoría de casos tener que volver a la consulta para su seguimiento.
En ocasiones el dermatólogo tiene dudas sobre la benignidad de una lesión y decide realizar una biopsia, por lo que la muestra se deriva a anatomía patológica (laboratorio) para su análisis. De esta manera, se puede descartar o confirmar por completo el cáncer cutáneo.
Es importante realizar visitas anuales al dermatólogo para controlar cualquier mancha o lunar, pues un cáncer cutáneo tratado a tiempo tiene muy buen pronóstico. La revisión anual es rápida e indolora ya que, tal y como se ha mencionado anteriormente, consiste únicamente en la exploración del dermatólogo experto.