Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
El término frustración se utiliza de forma frecuente en nuestro vocabulario cotidiano con distintos significados. Por ejemplo, “es frustrante que mi pareja no me entienda” o “es frustrante no encontrar mi talla en una tienda de ropa”.
La palabra frustración viene del latín frustratio y significa no tener capacidad o habilidad para conseguir un objetivo o un deseo. Representa la ira, el disgusto o la decepción por no poder cumplir una voluntad.
En nuestra cultura, hemos aprendido que la frustración es algo negativo, desagradable, triste y doloroso. Sin embargo, es necesario darnos cuenta de que la frustración es algo necesario, ya que es el estímulo natural que nos empuja a lograr nuestros objetivos.
Si la frustración no fuese un sentimiento desagradable, no tendríamos ese motor emocional para luchar por lo que queremos; seríamos seres inertes, sin movimiento, sin progreso y sin ilusiones.
Por tanto, la fuerza necesaria para emprender el camino hacia la consecución de un objetivo o un deseo consta de un estímulo positivo, que es la propia ilusión o ambición por conseguirlo; y de un estímulo negativo, que es el dolor o la decepción por no conseguirlo.
No obstante, debemos tener en cuenta que todo es relativo y también necesitamos límites, ya que no siempre vamos a conseguir aquello deseado. La frustración es una sensación de privación de la satisfacción y debemos ser capaces de enfrentarnos a ella y activar sus mecanismos en el momento preciso. Hacerlo demasiado pronto puede abocarnos a perder iniciativa y capacidad de acción (ej. “no voy a intentarlo porque fracasaré”); hacerlo demasiado tarde puede desarrollar sufrimiento psicológico e insatisfacción (ej. “no voy a seguir intentado encontrar trabajo porque no lo voy a conseguir”).
El objetivo, por tanto, debe ser aprender a gestionar la frustración. Aunque eso es algo que se debe inculcar durante la infancia, nunca es tarde para aprender o mejorar en la etapa adulta.
En función de nuestra personalidad, podemos identificar cuatro patrones de comportamiento frente a la frustración:
Sea cual sea nuestra manera de afrontar la frustración, es importante no llegar a extremos que puedan perjudicar nuestra salud, creando apatía e indiferencia o, por lo contrario, irritabilidad o violencia.
Dr. Ángel Amilibia Hergueta
Presidente de tuMédico.es