Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
Sufrir de fimosis o de frenillo corto puede resultar una auténtica pesadilla para algunos hombres, especialmente si se producen complicaciones como una infección o se tiene dificultad para llevar a cabo actividades sexuales con normalidad. La mayoría de bebés varones tienen fimosis al nacer, aunque entre el primer año de edad y los 5 años suele desaparecer sin ningún tipo de tratamiento.
Sin embargo, llegar a la pubertad y a la madurez con fimosis requiere de una intervención médica, ya que es poco probable que se solucione sin hacer nada. En algunos casos basta con aplicar una crema de corticoides en el prepucio y el glande, así como retraer suavemente el prepucio varias veces al día. En otros casos, la única solución posible es la operación de fimosis, llamada circuncisión.
En el caso del frenillo corto solo se puede optar por una intervención quirúrgica. Existen algunos ejercicios para intentar aumentar la flexibilidad del frenillo, pero no suelen ser efectivos.
A continuación te vamos a explicar cómo saber si tienes fimosis o frenillo corto por ti mismo, aunque es imprescindible que visites a un urólogo en caso de sospechar que padeces alguno de estos problemas. Esperar ?a ver si se soluciona? no es recomendable y cuanto antes lo afrontes, mejor.
La fimosis se caracteriza porque el orificio del prepucio es pequeño y poco elástico, de manera que no deja salir del todo al glande. Intentar retraer la piel manualmente y no llegar a ver todo el glande es el síntoma más común. El dolor al intentar retraer el prepucio, al tener una erección y al mantener relaciones sexuales también es un síntoma claro, así como los picores por una mala higiene.
Dependiendo del grado de fimosis es posible que también se produzcan otros síntomas como:
El frenillo es una ?cuerda cutánea? que une el glande con la parte interna del prepucio, limitando su posición al ser retirado. Sin embargo, en algunos hombres ese frenillo es demasiado corto y poco elástico, imposibilitando que el glande se retraiga del todo. En la mayoría de ocasiones no hay problema para descubrirlo sin erección, siendo con el pene erecto es cuando aparecen las complicaciones.
El dolor y los picores, al igual que con la fimosis, son síntomas del frenillo corto. En este caso hay el peligro añadido de un desgarro de frenillo al forzarlo, que generaría un sangrado muy abundante debido a la gran concentración de sangre en la zona durante la erección.
Como puedes ver, la principal diferencia entre la fimosis y el frenillo corto es la causa que provoca que el prepucio no se retraiga del todo. En un caso porque el agujero del prepucio es demasiado pequeño para dejar salir al glande y en otro porque el frenillo no lo permite.
En algunos casos se suele sufrir de fimosis y de frenillo corto a la vez y, de hecho, en algunas ocasiones no se puede realizar una operación de frenillo sin llevar a cabo una circuncisión.
También has podido comprobar que la mayoría de síntomas son muy parecidos. Lo mismo pasa con sus riesgos. Sufrir una lesión por querer forzar demasiado, especialmente durante la masturbación o el acto sexual, y el riesgo de infecciones por una higiene deficiente al no poder acceder correctamente a la zona son consecuencias que pueden producirse en ambos casos y que se deberían evitar. Ponle solución ya a tu fimosis o frenillo corto y olvídate de preocupaciones.
Fuentes: