Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
La fimosis en adultos es un problema mucho más común de lo que pensamos y que afecta a la calidad de vida de las personas que la sufren, sobre todo, a la hora de mantener relaciones sexuales. Además, puede llevar consigo algunos problemas que derivan en infecciones y complicaciones.
En este artículo descubrirás los síntomas claros de si tienes fimosis, a pesar de que seas adulto, y te informaremos sobre el mejor tratamiento y su importancia.
La fimosis es la imposibilidad de retraer el prepucio debido a que su orificio es demasiado pequeño, provocando que el glande no pueda salir del todo. Al nacer, el prepucio está fusionado con el glande, pero durante la infancia y la pubertad ya se suele poder retraer de forma suave. En caso contrario, cuando se detecta el problema con una visita a un médico especialista en urología infantil, se suele optar por operar mediante la circuncisión.
Como acabamos de ver en la definición de fimosis, el síntoma más claro es la incapacidad de retraer el prepucio sobre el glande, sobre todo cuando se produce una erección. Ese problema suele provocar dolores durante el acto sexual, la masturbación o la limpieza de la zona. Aun así, puede que haya adultos con fimosis que practiquen relaciones sexuales sin demasiadas dificultades, pero en esos casos aumenta la posibilidad de que aparezcan lesiones cutáneas en el prepucio.
En casos más problemáticos puede que incluso existan dificultades durante la micción. La apertura es tan pequeña que la orina no puede salir correctamente del todo, provocando retenciones y, como consecuencia, infecciones. También puede inflamarse el prepucio al mear, algo que causa dolor, picor y/o escozor.
Relacionado con la dificultad de mantener esa zona higiénica, pueden aparecer restos blanquecinos en el glande e infecciones por hongos.
La parafimosis es una consecuencia que merece un apartado aparte. Se trata de una complicación de la fimosis que consiste en que la piel del prepucio se retrae violentamente, instalándose por debajo del glande y siendo muy difícil su recolocación.
Tiene consecuencias graves, por eso es necesario acudir a un especialista de emergencia. Sobre todo, provoca problemas de irrigación de sangre al glande, causando dolor, edemas, dificultades para orinar o eyacular, fiebre y decoloración del glande.
Aunque por tratarse de una zona delicada pueda dar un poco de respeto, la mejor solución para la fimosis en adultos es la intervención quirúrgica. Existen tratamientos alternativos como el uso de cremas con corticoides tópicos pero no solucionan el problema, ya que solo disminuyen un poco la inflamación.
Esa operación de fimosis se llama circuncisión y consiste en cortar circularmente parte del prepucio para que el glande quede totalmente al descubierto. En algunos casos también se suele cortar el frenillo para evitar tirantez. Dura entre 30 y 45 minutos, la anestesia es local (no se nota ningún tipo de dolor) y no es necesaria hospitalización.
El postoperatorio suele alargarse unos 15 días y se recomienda no mantener relaciones sexuales durante las 3 o 4 semanas después de la circuncisión.
Antes de recibir el alta, el médico le explicará cómo realizar los cuidados de la herida. Entre los consejos más comunes están:
Con cualquier complicación, como que salga de la herida algún líquido blanco o amarillo, es importante acudir al médico lo más pronto posible.