Publicado por: Ángel Amilibia Hergueta | ISNI: 0000000517782974
La inmensa mayoría de los fumadores tienen mala conciencia con lo que están haciendo. Saben que fumar es un riesgo cierto para la salud, que es un mal ejemplo para los hijos, que es una dependencia incómoda en muchas situaciones, que es un despilfarro de dinero, etc. pero aún así continúan fumando día tras día.
También es cierto que casi todos los fumadores quisieran dejarlo, muchos lo han intentado, a veces lo han conseguido durante un tiempo, pero han recaído y ahora se sienten doblemente mal. Pero siguen fumando.
Hay una serie de miedos, totalmente infundados, que paralizan a los fumadores a la hora de tomar la decisión de dejarlo y vivir libres de adicciones. Veamos algunos de ellos.
Hay una creencia generalizada de que fumar “relaja”. Falso. La única relajación que produce fumar es que calma la ansiedad que generan las propias ganas de fumar. No elimina ninguna otra tensión que la persona pueda estar padeciendo, al contrario, produce una sobreexcitación del sistema nervioso que hace que las personas fumadoras tengan, en general, niveles de ansiedad más altos que las que no fuman.
Es cierto que a veces, cuando la persona dejar de fumar “por las bravas”, sin ayuda terapéutica puede tener un cierto síndrome de abstinencia que le hace sentir mucha ansiedad. Comer calma la ansiedad de forma natural a la mayoría de las personas, y por lo tanto algunos fumadores empiezan a comer más al dejar de fumar. Por eso engordan. Porque no manejan correctamente la ansiedad y encuentran un alivio en la comida que les lleva a ganar peso.
A nadie le gusta fracasar en sus propósitos. Por eso, cuando uno tiene la creencia de que dejar de fumar es muy difícil, que muchas personas recaen o que puede que no lo consiga, llega a la paradójica conclusión de que es mejor no intentarlo. Así no hay fracaso. Falso. Porque el fracaso es seguir fumando y la única manera de conseguir el éxito es intentándolo. Quizá más de una vez, puede ser, pero solo intentándolo se puede conseguir.
Todos estos miedos paralizan y bloquean la decisión de dejar de fumar. Y son precisamente esos miedos los que una buena terapia ayuda a superar. No hay ningún motivo para temer ninguna de estas cosas. Si bien es cierto que, sin una terapia psicológica seria y profesional, es mucho más difícil dejar de fumar, en cambio, cuando la persona se apoya en ella, los resultados son sorprendentemente fáciles y positivos.
Por eso, en este Día Mundial sin Tabaco, te animo a dejar atrás el miedo, las dudas y la inseguridad y a tomar la decisión de buscar ayuda terapéutica para que dejar de fumar sea una realidad y siempre recuerdes esa decisión como una de las mejores de tu vida.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.bernardo-ruiz.com