¿Qué ocurre en la semana 36 del embarazo?
36 semanas de embarazo
La mamá: ¡Felicidades, empieza tu último mes de embarazo!
La semana 36 es la última semana en que, si naciera el bebé, éste se consideraría prematuro o pretérmino. Recuerda que un parto a término es aquel que se produce entre la semana 37 y la 40. Si se produce más adelante, se denomina parto post término. Debes estar alerta a cualquier síntoma que indique que puedas estar de parto, como por ejemplo, pérdidas de líquido amniótico, también conocido como romper aguas, pequeñas pérdidas de sangre o contracciones.
Alrededor de la semana 36 es recomendable hacerse un cultivo ginecológico para descartar la presencia de la bacteria estreptococo del grupo B (Streptococcus). Esta bacteria suele estar presente de forma natural en el organismo femenino, pero una alteración o desajuste puede provocar meningitis al recién nacido, así como representar un problema de salud durante el embarazo. Si el cultivo da positivo, lo más habitual es administrar antibióticos intravenosos durante el parto, evitando así que la bacteria afecte al neonato. Si tienes dudas, siempre puedes consultarlo con tu ginecólogo.
Este es un momento delicado del embarazo, por lo que debes estar alerta ante cualquier síntoma anormal que se produzca en tu cuerpo. Si tienes fiebre, sufres mareos, tienes la presión arterial muy alta o muy baja o tienes fuertes dolores de cabeza, debes acudir lo antes posible a un especialista para determinar que todo está correcto en tu organismo. Ahora debes cuidarte más que nunca y responder ante cualquier malestar, hay otro ser vivo que depende de ti.
Aumento de peso
Cumplidos los ocho meses de embarazo, un incremento de peso correcto se sitúa entre 10 kg y 14 kg. No olvides que tu propia constitución y tu peso antes de quedarte embarazada van a influir mucho en el aumento de peso que hayas vivido durante estos ocho meses.
El bebé: Como ya hemos ido indicando en semanas anteriores, es probable que a partir de ahora notes menos movimiento en tu barriga ya que, aunque la cantidad de líquido amniótico ha disminuido, el futuro bebé tiene cada vez menos espacio para moverse.
Por este motivo es importante que el bebé vaya situándose con la cabeza hacia abajo, ya que cuanto más tarde, más le va a costar. En algunos casos, si el feto no se da la vuelta por él mismo, el ginecólogo puede intentar inducir el movimiento haciendo presiones en la barriga de la futura madre.
El feto cada vez tiene un aspecto más rosado gracias al aumento de grasa en su cuerpo.
Esta semana el feto tiene un tamaño parecido al de un melón pequeño. Su longitud es aproximadamente de 47,4 centímetros y ya pesa 2 kg y 620g.